Uno, diez… Nosotras
Un beso
repartido en dos tiempos.
Ni tres cenas a tu lado
ni más de cuatro(cientas) cervezas en el cuerpo,
lograron arrancar las cinco letras
que tardé seis años en decirte.
Ojalá los gatos me prestaran una de sus siete vidas
para trasnochar contigo aunque sean las ocho de la mañana,
suplicando que no te marches hasta las nueve de una noche muy lejana.
Y si lo haces, contaré hasta diez antes de echarte de menos.
Y yo le seguiré confesando al horizonte, como cada amanecer,
que no existe un número capaz de contar lo mucho que te llegué a querer.
© Sara Levesque 2019
Gracias a Tierra Trivium por abrazar mis letras.