Tierra Trivium entrevista a Juanjo Ramírez Mascaró

Juanjo Ramírez Mascaró visita La Buhardilla de Tierra Trivium

 

Hoy visita La Buhardilla de Tierra Trivium Juanjo Ramírez Mascaró, con la excusa de su última novela El Hipopótamo Mecánico aunque más bien por el placer de charlar un rato con alguien que revoluciona twitter de vez en cuando con sus hilos. Además de escribir novelas, Juanjo Ramírez Mascaró es guionista de cine y televisión, ha dirigido el largometraje Gritos en el pasillo (referencia wikipedia), es ilustrador y colabora con El Mundo Today entre otras cositas. En redes sociales le podéis seguir en twitter (@ramirezmascaro), facebook (ramirezmascaro), instagram (@demasiadovioleta) o en su blog (nanasnegras).

Ignacio J. Dufour García: Muchas gracias por aceptar la invitación a la Buhardilla de Tierra Trivium, para mi es un honor contar con la presencia de alguien tan polifacético y admirador de Douglas Adams. Pero antes de adentrarnos en el mundo del humor, vamos a hablar de tu última novela El Hipopótamo Mecánico. ¿Cómo surge el Hipopótamo Mecánico que construye el protagonista de tu novela, es decir, como surge esa idea?

Imagen cedida a Tierra Trivium por Juanjo Ramírez Mascaró-Juanjo Ramírez Mascaró: Surge porque estaba en un época bastante oscura y justo había terminado de escribir otra novela más corta y bastante más oscura que se titula La Mierda y después de eso tenía ganas de algo que fuese más luminoso y al mismo tiempo más espontáneo, aunque luego se me fue oscureciendo y haciendo más compleja de lo que esperaba. Pero la idea inicial consistía en una huida hacia delante. Partí de una premisa que vino de la manera más surrealista, es decir, directamente del subconsciente, sin procesar: Trata de un chaval que se construye un vehículo con forma de hipopótamo y se lanza a correr aventuras. Todo eso fue surgiendo de una manera muy inconsciente. Luego viene el trabajo de la parte consciente, de ir cogiendo todo eso e ir convirtiéndolo en algo que tenga un sentido y una hilazón dramática.

IJDG: ¿Porqué un hipopótamo?

JJRM: Siempre digo que es el punto más surrealista de la historia precisamente por eso, porque no tiene ninguna explicación. Simplemente estalló en algún lugar de mi sótano ese concepto. Quizás tiene algo que ver con eso de que siempre me ha fascinado esa dicotomía que hay entre lo simpática que resulta la imagen de un hipopótamo y las oscuridades que encierra luego como animal agresivo que es. Bastante peligroso.

Imagen cedida a Tierra Trivium por Juanjo Ramírez MascaróIJDG: Has mencionado tu segunda novela, La Mierda, cuya portada es simétrica a la de portada de La Emperatriz de los Insectos.

JJRM: Sí, porque aunque las escribí por separado y son novelas totalmente independientes en cuanto a sus tramas y personajes, compartían muchas similitudes y género y de tono. Me lancé con ella al experimento de autoedición porque eran tan oscuras que en muchas ocasiones me daba hasta vergüenza enviarlas a editoriales, aunque hice un par de intentos. Llegados a ese punto mi intención fue publicarlas juntas por las razones que acabo de mencionar. Me surgió esa idea de las dos portadas con caras simétricas, se la propuse a Mar Delgado, que fue quien ilustró y diseñó las portadas, tanto de éstas como de la otra que publiqué en su propia editorial (Los vientos que te nombran), que en realidad fue escrita antes de estas dos. Mar hizo su magia con esa idea de la simetría que a mí me venía rondando desde hacía un tiempo en la cabeza.

IJDG: Entonces, ¿tu otra novela es anterior a estas dos?

JJRM: Pues sí. Cronológicamente estaba escrita primero Los vientos que te nombran, aunque no fuese la primera en publicarse. Después de ésa vino La Mierda. Acto seguido empecé El Hipopótamo Mecánico y la dejé a medias. Luego empecé La emperatriz de los insectos, y la terminé, y meses más tarde retomé El Hipopótamo Mecánico. A veces no llevo un proceso demasiado lineal y cronológico, ni en cómo las escribo ni en cómo luego acaban publicándose. Y las que acabamos de mencionar no son, de hecho, las primeras que escribí. Antes de estas escribí otras ocho o diez novelas que probablemente nunca llegue a permitir que vean la luz del sol. Aprendí mucho escribiéndolas, pero ahora mismo me parecen bastante flojas. Con respecto a cuándo acaba editándose cada una de ellas, supongo que muchas veces hay un momento para escribir algo y luego llega un otro en que, por lo que sea, es el momento adecuado para compartirlo. Y muchas veces, aunque queramos decidir eso nosotros, no siempre podemos. No siempre se dan la circunstancias adecuadas, o no tiene uno las fuerzas suficientes cuando ha terminado de escribir algo que le deja exhausto para encima moverlo y defenderlo.

IJDG: Como otros autores que han pasado por esta buhardilla, esta historia es fruto del NaNoWriMo, que cada año se celebra durante el mes de noviembre ¿Qué nos puedes contar de la experiencia?

Imagen cedida a Tierra Trivium por Juanjo Ramírez MascaróJJRM: La primera mitad de la novela fue lo que escribí en el NaNoWriMo, luego me surgieron ocupaciones laborales que interrumpieron mi ritmo de escritura, pero estuve un par de semanas participando en el NaNoWriMo y era fantástico. Siempre digo que se siente uno acompañado como escribiendo en una iniciativa como ésa: Como cuando vas a la biblioteca en épocas de exámenes y ves a los demás estudiando igual que tú o, en este caso, escribiendo ellos también su novela. Ves a todo el mundo compartiendo sus escollos, sus triunfitos… Eso te hace también a ti sentirte más motivado, así que me encantó la experiencia. Luego tuve que cambiar de vida y la novela se quedó hibernando. Cuando la retomé años más tarde fue ya un trabajo más solitario, más pausado, más reflexivo: El trabajo que tarde o temprano no le queda más remedio que desempeñar a un escritor en la mayoría de las ocasiones, supongo.

De un modo u otro, el NaNOWriMo me parece una experiencia magnífica, y se la recomiendo a cualquiera que tenga ganas de escribir y esté poniéndose siempre excusas para postergarlo. Es una opción interesante porque al tener la coartada de «la rapidez» no te juzgas tanto a ti mismo en la primera versión, y sabes que luego tendrás tiempo para perfeccionar lo que en principio has vomitado. Porque muchas veces, sobre todo al principio, lo que necesitamos es eso: vomitar.

IJDG: Tu estilo literario tiene ese punto de absurdo de las obras de Douglas Adams, Terry Prattchet, … ¿es algo buscado o surge de forma natural a la hora de ponerte a escribir?

JJRM: Es lo que me sale de manera espontánea. Obviamente se trata de un tipo de humor y un estilo de redacción que tenemos asociado a cierta literatura inglesa que me llama mucho, MUCHO como lector, así que no es de extrañar que también me influya bastante como escritor. De hecho siempre comento que para mí el referente más confeso de esta novela en concreto es Roald Dahl. Sobre todo sus incursiones en la literatura infantil. Supongo que ése es el aliciente a partir del cuál buscar una voz propia. Pero sí: Siento cierta debilidad por esos autores ingleses que cultivaron géneros como el fantástico, el terror o el misterio. Partiendo de titanes que dejaron su huella antes que Dahl o Tolkien, como Stevenson, Lewis Carroll, Chesterton, Thomas de Quincey… Aunque también adoro a los grandes titanes de la lengua española: Quevedo, Espronceda, Borges, Cortázar, García Márquez… No soy ni seré experto en ninguno de ellos, pero me encantaría morir aplastado entre los unos y los otros, como un insecto entre dos rebanadas de pan de molde.

Imagen cedida a Tierra Trivium por Juanjo Ramírez Mascaró

Tras esta divertida charla nos despedimos de Juanjo Ramírez Mascaró hasta dentro de dos semanas cuando hablaremos de sus otras facetas artísticas. Mientras tanto os invito a la presentación de El Hipopótamo Mecánico el próximo 30 de octubre en la Librería del Centro de Arte Moderno (C/ Galileo, 52) a las 20:00.

Dejar un comentario