Esta semana Rosa García-Gasco nos trae una nana para esas noches de insomnio por culpa de la fiebre.
Nana de la fiebre
Duerme, dragoncillo, duerme,
cierra los ojos velados
de fiebre.
Duerme, duerme, que no es cierto
que el volcán que son tus labios
que el hálito de tu sueño,
vaya a librar un tornado
de fuego.
Duerme, mi espejismo, duerme,
guarda el calor que aletarga
tu frente.
Por Rosa García-Gasco