Empezamos el mes de julio con un poema de Rosa García-Gasco dedicado a nuestro planeta Tierra. Espero que os guste.
Credo
Creo en la Tierra todopoderosa, la que se reconstruye si la rompen, la que sutura el vientre que revienta preñado de semillas y de flores.
En todas sus criaturas inocentes, las que la habitan sin hollar el alba ni las laderas de las cumbres puras. En el amor que todo lo traspasa,
en el amanecer que rasga pesadillas, y hasta en los hijos dominantes creo: los hombres, creativos, destructores, señores de las aguas y los cielos.
Creo en las mil moradas de los astros, creo en las cuerdas de afinar esferas, en la cadena que une el pensamiento con toda forma viva que bucea,
salta, se agita, o que pulula. No creo en la belleza del dominio ni de la sangre gratuita que se vierte. Y aunque se pudran huesos y cartílagos,
creo que no voy a morir del todo. No creo en la resurrección que dicen de la carne sepulta. No quisiera: porque arrastro conmigo cicatrices,
en la mandíbula, en las sienes, en la espalda, recorridos intrincados en el cuerpo, bajo la piel y los huesos, en los ojos. Y sin embargo, sé muy bien —lo creo—
que hay otra vida que se llama ahora. No es que las almas guarden la silueta de sus carcasas de carbono, pero hay terciopelo fresco en esa hierba,
en las miradas limpias de los niños, en lo visible y lo invisible, entrelazado, de mi respiración al universo todo, desde este sol al mundo más lejano.
En la luz que me baña al alba creo, en las patitas de los bichos en la arena, en los cuadritos que dibuja la persiana en mi cuarto de pequeña…
Por Rosa García-Gasco