Poesía sin títulos: Mar y sendero

Para cerrar el mes de octubre Alberto Morate nos trae una prosa poética con aires marinos.

Mar y sendero

Huelo el mar.

El mar es atrayente, pero la soledad de la playa no es discreta. Desde la distancia se pueden observar otros solitarios paseando con sus sentimientos. Para perderse prefiero la montaña, donde solo las águilas extinguidas compartirán tu silencio.

El mar es nostálgico, poético, romántico, pero excesivamente conocido. Es como ir a llorar al muro de las lamentaciones. Tu camino ya está trazado en la arena anteriormente por otro más triste, más solo, más perdido. En las laderas del monte, sus recovecos guardan mejor los latidos del corazón. Es más fácil esconderse y hasta perderse. Y para alcanzar la cima hay que sufrir, añadiendo dolor al resquebrajamiento interno. En la orilla, si te encuentras con alguien, disimularás tu aspecto.

En la montaña, toparse con alguien es descubrirle nuestras heridas. Nadie sube allí solo por placer o por contemplar el paisaje. Sabrán que estamos buscando el cementerio de los sentidos.

No desprecio el mar ni sus misterios pero me gusta más volar que sumergirme, antes gritar que llorar, primero quedarme seco y en segundo lugar hincharme.

Aunque para penar da lo mismo donde nos encontremos.


Por Alberto Morate (Derechos registrados)

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