Esta semana Alberto Morate nos trae un precioso poema que le ha dedicado a su madre recientemente fallecida.
A mi madre
Lo he perdido todo, lo que me dio la vida lo que me hizo volar sin alas. He perdido el camino que me guiaba, que me impedía perderme por un laberinto imposible de nostalgias.
En un instante la vida se apaga y lo que fue tu luz y color se ha quedado en silueta difuminada.
No sólo salí de su vientre, también de sus ojos, de sus manos, de su quehacer diario y cotidiano, de su alegría desbordada.
La vida, vivida así, intensamente, es lo que tiene, que lleva la muerte emparejada.
Vino el frío a buscarte, no perdona nada.
Cuando vaya por tu calle, miraré las ventanas como hice siempre, levantar la vista para ver si estabas.
No te has ido solo has apagado el volumen de tu risa y tus romanzas.
Ya descansas. Ya estás con él.
Con todos los que antes que tú se marcharon y te dijeron: Quédate tú, ¡tienes tanta esperanza!
Duerme en el susurro de la noche y en el trajinar de la mañana.
Se ha quedado silencioso el pasillo, pero ya no tienes miedo de nada.
Recitaré por ti versos de amor en la madrugada.
Por Alberto Morate