Laura Orens visita de nuevo La Buhardilla de Tierra Trivium

por | sábado, 19 octubre, 2019 | La Buhardilla de Tierra Trivium, Noticias, OCULTO

Segunda visita de Laura Orens de La Buhardilla de Tierra Trivium

Esta semana nos sentimos halagados por volver a contar con Laura Orens en esta humilde buhardilla, esta vez viene a hablarnos de Hasta los andares, novela que ha publicado con el Grupo Tierra Trivium y gracias a la cual ha sido seleccionada como miembro de la #CosechaNegra del festival de novela negra Getafe Negro. Como ya os comenté en su anterior visita podéis encontrarla en su blog (https://entramada.wordpress.com/) donde mezcla, o mejor dicho entreteje, sus dos grandes oficios los tejidos y la literatura; en Twitter tanto en su cuenta personal (@LauraOrens) como en la de su novela (@hastalosandare2) y en su Instagram (@lauraorens).

Ignacio J Dufour García: Nos encontramos frente a una novela en la que de entrada se rompen todos los estereotipos del genero negro actual, sucede en un pueblo de Galicia, en una industria cárnica que está a punto de firmar su expansión internacional y no da comienzo con la aparición de un cadáver. Como dice su prologuista (Lorenzo Silva) Hasta los andares es «una suerte de Cluedo rural gallego con su galería de
personajes donde cualquiera podría ser el asesino». Lo que nos lleva a preguntarte, ¿qué es lo que te lleva a ambientar tu novela en Galicia?

Laura Orens: La cuestión es que la idea de la historia nació allí. El 31 de diciembre de 1999 mientras comíamos a las afueras de Santiago de Compostela y en las noticias hablaban del primer bebé del milenio. Pensé que sería mucho más interesante que fuera el primer muerto del milenio, que se convirtió en el subtítulo del libro «O primeiro morto do milenio» porque no podía separar la historia de donde nació. La dejé reposar durante muchos años hasta que quise regresar. A la escritura de esta historia y a Galicia.

IJDG: ¿Porqué elegiste ambientar la historia en una industria cárnica?

LO: Hasta los andares forma parte de una trilogía. Es la historia intermedia. Está concebida con una parte fundamental de la cultura gallega, el hambre y el alimento. Esta dicotomía se traduce en sus personajes, en el buen comer, pero también en las malas digestiones. Las literales y las metafóricas. Además, como dijo el doctor Marañón: «en España, el cerdo salvó más vidas que la penicilina». Y por tanto, forma parte del paisaje de la historia. Así como del crimen, donde la grasa y la sangre se mezclan en todo aquello que alimenta el mal comer.

IJDG: ¿De donde surge Fraguiña de Bergantinos?

LO: Si algo tenía claro cuando me puse a escribir de Fraguiña de Bergantiños es que quería que no existiera. Fraguiña es ese lugar que fluye, que es y no es. Que se mueve como las mareas y con las leyendas. Que apareció de una pedrada en un bancal en Costa da Morte, pero no junto al mar. Y de todas las lecturas y documentación que la hicieron posible: muchas leyendas como San Borondón en Canarias, la ciudad de Ys en Bretaña francesa. Inevitablemente también tiene un sabor a Atlántida no sumergida —al menos, de momento—. También me han hablado de Castroforte de Baralla de La saga/fuga de J. B. de Torrente Ballester, lectura que tengo pendiente. Fraguiña se acabó convirtiendo en un personaje más, ése en el que se hace el caldo a fuego lento. Fraguiña de Bergantiños nace de una pedrada, y de mi imaginación.

IJDG: ¿En qué inspiraste para crear a tu pareja de investigadores el inspector Castelao y el subinspector Cunqueiro?

LO: Castelao y Cunqueiro son dos autores gallegos. Al primero me lo descubrió mi padre con Nós y Cousas da vida. Dos libros que ilustran Galicia. Del caciquismo. Del poder. De la corrupción. Viñetas de hace casi cien años que tristemente siguen siendo actuales en el panorama nacional. Acerca de Álvaro Cunqueiro, que destacó por su narrativa fantástica y además, cuyo planteamiento literario era más poético y gastronómico que el de Castelao me servía como contrapunto para ambos personajes, para ambas miradas de Galicia. Y con distintos sabores y saberes. Además quería hacer un guiño a toda esa cultura local que, por motivos de tiempo en la enseñanza, no trasciende a lo general. A veces así es como se descubren nuevas referencias, de las que hay más en esta historia. Desde Picadillo, Pardo Bazán, Rosalía De Castro y cómo no, Valle-Inclán y su esperpento que está muy presente en el ambiente.

IJDG: ¿Y la razón de hacerlos miembros de la PAGA, policía autóctona gallega?

LO: No quería que fueran detectives, si no que formaran parte de un cuerpo policial. Pero no de cualquiera. Del mismo modo que inventé a Fraguiña de Bergantiños, quería que tuvieran una policía autóctona y autónoma. Que pudiera ser, o no, caldo de cultivo de posibles tramas. Como decía antes, forma parte de una trilogía. La construcción de la historia tiene ramificaciones hacia el pasado y hacia el futuro. Y en lo que concierne a la parte del pasado, tiene su importancia el momento de creación de este cuerpo policial. Para Manuel Castelao, que antes de inspector será subinspector en la nueva historia, para cambiar y mejorar el mundo, hay que hacerlo desde dentro del sistema. Por corrupto que esté. A pesar —y precisamente— de sus contradicciones. Además, me gusta mucho jugar con las palabras y me parecía un guiño surrealista, muy del tono de la historia, que la policía autonómica se llamara así.

IJDG: ¿La historia surgió de origen como una historia coral o fue la propia historia la que se volvió coral?

LO: En realidad, cuando me pongo a escribir, lo vivo como un viaje. Es decir: parto con una idea. Pero lo demás va «asaltándome». Como ocurre también en la vida. Hace años, en lo personal, que no en mis textos, me gustaba tenerlo todo más o menos armado. Pero aprendí a fluir en otras direcciones y resultó muy enriquecedor. Mi escritura también se sirvió de aquello. No tenía previsto que hubiera tanto personaje, pero sí es cierto que salía de escribir una historia intimista, a veces incluso algo claustrofóbica y quería hacer todo lo contrario. Igual que así fue como necesité acercarme al humor. Nunca había reído escribiendo hasta que estos personajes se fueron construyendo, a veces, por caminos maravillosamente improbables que exploré con ellos. Y después de haber recibido opiniones o de haber visto fragmentos de su lectura y encontrar más de una sonrisa, incluso risa, resultó tremendo.

IJDG: Antes mencionabas a Valle Inclán y su esperpento, ¿el tono de la novela tiene alguna otra influencia?

LO: Por supuesto. Como dijo Borges «Uno no es lo que es por lo que escribe, sino por lo que ha leído». Es inevitable guardar en algún rincón de la memoria sentimental todas esas referencias que nos construyen, no sólo como sujetos, también como seres pensantes y deseantes. En Hasta los andares hay mucho de todas mis lecturas de adolescencia que aún mantengo de Agatha Christie. Pero también de mi primer enamoramiento literario que fue Mario Benedetti con Primavera con una esquina rota. Además de otra de las influencias que fue siempre tan importante en casa, Manuel Vázquez-Montalbán con sus guisos y su Carvalho. Sin obviar a Manuel Rivas. Leí en la adolescencia ¿Qué me quieres amor? y me atrapó el tono, ese estilo tan delicado y potente. Para la nueva historia en la que trabajo, hay mucha influencia de mi primer contacto con la literatura: la recopilación de cuentos de los Hermanos Grimm que me leía mi madre de pequeña y profundizar en ese recuerdo, en aquel tono que me costó aceptar de la nueva historia pero acabó por imponerse por lo que decía antes, porque las historias son un viaje y están vivas. Y me encanta que sea así. Es lo mágico.

IJDG: Además al final de la novela incluyes la banda sonora de la historia, ¿Cómo de importante es la música en tu forma de escribir y en la novela?

LO: Mucho. La música es otro lenguaje más. Y del mismo modo que me puede cambiar el tono en un mal día, también tiene la capacidad de darme un rumbo, un horizonte o un camino a la hora de escribir. Sólo he escrito sin música partes incómodas o desagradables. Porque no quiero contaminar la música. Pero para el resto de textos, siempre me acompaña. El final de Hasta los andares lo escribí escuchando el réquiem de Mozart en bucle. Para el resto de trama mucha música gallega: Milladoiro, Luar na Lubre… hubo una pieza con la que siempre me sentaba a escribir: A bruxa interpretada por Nathalie Haas y Alasdair Fraser porque me llevaba directamente a un rincón muy preciso de Costa da Morte. Lugar que ya tiene esa banda sonora en mi cabeza.

IJDG: ¿Cómo surge la idea de que cada una de las partes de la novela se abra con una receta en la que los personajes se convierten en ingredientes?

LO: En el cine. Fui a ver un documental El Bosco, el jardín de los sueños y probablemente sentí hambre. Para quienes me conocen ya saben que me ocurre bastante. Y entonces pensé en un caldo. Y el caldo, también eran metafóricamente todos y cada uno de los personajes de Fraguiña. Me gustó la idea porque, como decía, añade información a la historia. Y lo hace como la música, a través de otro lenguaje. El saber y el sabor están a una sola letra de distancia. Y ambos términos guardan mucha verdad. Muy subjetiva, también. Porque, en el fondo, todo lo que nos importa es lo que nos afecta a este lado de la piel. Y en el saber también.

IJDG: En relación con El Jardín de las Delicias de El Bosco, ¿qué otras influencias pictóricas tiene la novela?

LO: Esta historia tiene algo de retablo dividido en tres, es muy clásica en cuanto a la estructura: presentación, nudo o desarrollo y desenlace. Pero más que referencias pictóricas, sí puedo decirte la importancia del tono. Tanto estilísticamente en lo literario, como plásticamente en el color. Siempre tuve muy presente el color rosa del cerdo, así como la fragmentación del animal en la portada. Creo que las referencias pictóricas tienen más que ver con todos los paisajes, los colores y las percepciones. Por ejemplo: cada historia de la trilogía tiene un color. En la que estoy trabajando hay una gama de verdes, pero sobre todo, el verde niebla. La última será azul atlántico.

IJDG: ¿Qué te lleva a ubicar Fraguiña en las cercanías de Costa da Morte?

LO: En este caso, no tengo una respuesta concreta. No al menos de manera consciente. No recuerdo si fue una decisión o si, simplemente nació así. Lo que sí puedo decir es que no hubiera podido ser en ningún otro lugar. El topónimo Bergantiños es de esa zona. Malpica, Cabana… de Bergantiños. Y por mucho que Fraguiña se mueva, que lo hace, a veces incluso para engancharse a un bosque donde quedarse a vivir una temporada, no podía «surgir» en otro lugar. Desde que empecé a documentarme viajé mucho a esta zona y nació un idilio tremendo con Camariñas, el faro, Muxía y las playas que unen y separan ambas poblaciones.

IJDG: Volviendo al tema de la comida, mencionas a Vázquez-Montalbán y su relación con la comida, ¿qué otras influencias hay de Vázquez-Montalbán hay en la novela?

LO: Supongo que podría encontrar paralelismos entre el inspector Castelao y Carvalho, quizás las más evidentes son que ambos son gallegos y sus contradicciones. Éstas me parecen muy enriquecedoras para dar humanidad a los personajes. Su evidente desencanto, pero su lucha. Los dos tienen algo de marginal que los hace diferentes. Y como guiño me planteé que Manuel Castelao —inspector de Hasta los andares— hubiera nacido de Carballo, pero de sus orígenes, aún hay mucho por escribir y por contar.

IJDG: Has mencionado varias veces que esta novela es parte de una trilogía, ¿por qué empezar por la que cronológicamente sería la segunda novela?

LO: Porque no me gusta el camino fácil, claramente… Fuera de bromas. Todo nació con esta historia, como contaba antes, el 31 de diciembre de 1999. A raíz de ella, nació el hambre de seguir sabiendo más de los personajes. De las historias que dejé por resolver de sus pasados, pero también de sus futuros. Ir hacia atrás era un reto tremendo, por todo. Porque vivimos en una sociedad en la que todo va muy rápido y porque es otro viaje al pasado. A aquel en el que existían las cabinas de teléfono, el oficio de viajante y se escribían cartas. Y yo a veces siento que tengo un pie en cada lugar. Sigo escribiendo cartas. Me encanta el tac tac duro y contundente de las teclas de la máquina de escribir, pero también me encanta viajar en alta velocidad a otros lugares del mundo, leer acerca de platos exóticos en las redes e investigar en ambas direcciones.

IJDG: ¿Qué nos puedes adelantar de esas dos historias que acompañarán en un futuro a esta?

LO: Que también suceden en Galicia. Que también forman parte de la cultura culinaria gallega. Que podremos encontrar a otros tipos de investigación, no sólo la clásica y habitual de Castelao. Que los paisajes siguen alimentando al relato como un personaje más.

IJDG: Tu novela lleva el prólogo de Lorenzo Silva, como mencionaba al principio de la entrevista. ¿Cómo fue conseguir que un referente de la novela negra prologase Hasta los andares?

LO: Con trece años, mi madre me regaló un libro de Lorenzo Silva que se llama El cazador del desierto. En esa novela, aparecía un personaje que explicaba que cada uno debería cambiar su nombre y él elegía Orens. Aquello me gustó. Me marcó. Y alimentó la fidelidad lectora. Con los años, fui a las firmas de Lorenzo Silva a la feria del libro y entonces le pedí si cuando llegara el momento de publicar podría contar con su prólogo. Y aquí lo tenemos. ¿Lo que significa para mí? Emocionante es la palabra.

IJDG: Además, el próximo 21 de Octubre participarás en la mesa redonda #CosechaNegra del festival de novela negra Getafe Negro en el Instituto Cervantes, ¿te habrías imaginado llegar a estar allí?

LO: He fantaseado muchas veces con participar en Getafe Negro, no diré lo contrario. La imaginación y la curiosidad son dos herramientas básicas para este oficio. Pero la gran sorpresa fue y será hacerlo en el Instituto Cervantes. Es todo un honor y un privilegio enorme.

IJDG: Y tras Getafe Negro, ¿cuáles serán los siguientes pasos de Hasta los Andares?

LO: Este otoño llevaremos a Fraguiña de Bergantiños a Barcelona, donde el libro vio la luz por Sant Jordi, para presentarlo en la librería Alibri con Lyona. Ilustradora y amiga. Después, Fraguiña se vendrá conmigo a Madrid a Sin Tarima para hacer una presentación conjunta con otro colega del género oscuro, Joan Roure.

Muchas gracias por visitarnos de nuevo, de la mano de tu nueva novela, ha sido una entrevista maravillosa, y reiteramos la invitación a visitar La Buhardilla de Tierra Trivium las veces que quieras. Y aprovechamos para invitaros a la mesa redonda #CosechaNegra el próximo lunes 21 de Octubre a las 19:00 en el Instituto Cervantes.

La próxima semana tendremos nuevo Relato Caleidóscopico y La Buhardilla de Tierra Trivium volverá en dos semanas.

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