Khandroma: El cura
Esta semana Pilar Astray Boadicea nos trae un poema que nos interpela desde la mente de una niña, con esas verdades que suelen decir los niños y que suelen ir a certeros a lo que los adultos no queremos ver. Con todos vosotros El cura por Pilar Astray Boadicea.

El cura
De niña, el cura dominaba mi mente. Yo debía ser una pantalla. Así lo hice: "Robé un caramelo. ¿Qué castigo merezco?". Y el cura con su voz de plomo me indicaba cuantas veces debía repetir mi ejecución. Antes de eso, sermoneaba mi piano ejerciendo fuerte presión en el do. Mi cerebro era un títere deshuesado y a veces tenía miedo de contarle los verdaderos pecados y que su rostro de piedra me arrancara la cabeza. Los niños en procesión hacia el hombre que los limpia y si en la fila otro niño te pegaba y respondías con tus pequeños puños cristianos ya estabas sucia. SUCIA. SUCIA. SUCIA. Y otra vez debías limpiarte. Solo el cura tenía el antídoto, podrías morir infectada. El cura en su trono de hierro deshacía su peso de orangután. Dígame, señor, único habitante impoluto de esta tierra, qué castigo estos niños merecen.
Por Pilar Astray Boadicea