Esta semana visita la Buhardilla de Tierra Trivium Joseto Romero, un escritor polifacético, autor de las obras Nigredo y Naksatra, así como del librojuego ¡Supercoche!, de la obra de teatro infantil La chistera de Abracadán y del libro infantil ilustrado La bruja Maruja y su castillo. En su web josetorromero podéis encontrar más información sobre su obra y enteraros de sus últimas novedades. También le podéis encontrar en Facebook Joseto Romero.
Ignacio J. Dufour García: La pasada feria del libro de Tres Cantos participaste en la charla Lo bueno si breve: el éxito del relato corto en los tiempos de Internet que organizó el Grupo Tierra Trivium y nos hablaste de Nigredo en el que recopilas algunos de tus textos escritos sobre piedras. ¿Cómo surge la idea de escribir sobre piedras?
Joseto Romero: La idea surge en un apartamento en Benidorm durante unas vacaciones de Navidad. En Levante es muy habitual dejar correr el aire en las casas abriendo todo de par en par para generar corriente. Por esta razón, las puertas suelen contar con algún sistema que las mantenga abiertas y que el viento no las cierre de sopetón. En aquel apartamento, el sistema era tan sencillo con una piedra de mar para cada puerta, de un buen tamaño para sujetar la hoja de una puerta frente al viento. Eran piedras redondeadas, bien pulidas por la erosión y, sobre todo, artísticas: estaban decoradas con pintura sobre sus superficies. Pensé que si alguien se había dedicado a pintar aquello sobre piedras, también se podría escribir. Sin embargo, soy de los que piensa que las ideas no son nada hasta que no se traen a la realidad. No fue hasta unos años después, en verano de 2016, cuando tomé una piedra y tracé un microcuento sobre ella con rotulador indeleble. Llamé Almena a la piedra, porque la había recogido cerca de un castillo, y titulé Mantasma al cuento que escribí sobre ella. Ahí empezó todo.
IJDG: ¿Has seguido escribiendo sobre piedras?
JR: Sí, seguí durante el resto del año 2016 hasta hacerme con la colección original de 24 piedras que dio lugar a Nigredo. Las conservo en casa, guardadas en una caja, como un tesoro. Sin embargo, después de aquello tomé la decisión de no llevarme ninguna piedra más de su lugar. Desde entonces, escribo el cuento en el momento, en el mismo lugar donde encuentro la piedra, y la vuelvo a dejar ahí. Por alguna razón me parece más ético. Por eso suelo llevar siempre un rotulador indeleble conmigo donde quiera que vaya. La última vez que escribí uno de estos microrrelatos fue hace mes y medio, en septiembre de 2019, en una piedra que encontré durante una visita de fin de semana al pueblo madrileño de Chinchón.
IJDG: ¿Qué te lleva a hacerlo?
JR: Me gusta darle importancia a lo tangible, a lo físico, al soporte de la literatura. Se suele identificar el valor de lo literario con su componente intangible, y sin duda es así. Pero la literatura tiene también valor en lo material, en lo tangible. Una piedra con un microrrelato grabado de puño y letra del autor sobre su superficie es un objeto singular, por mucho que el microrrelato sea un contenido que pueda reproducirse mil veces en una pantalla o en papel. Aparte, es divertido. Escribir a mano es una gozada, y hacerlo en el momento es un estupendo ejercicio creativo: desde que capturo la piedra hasta que la vuelvo a dejar en su sitio con un cuento tatuado no pasa más de media hora, y en ese rato me fuerzo a generar un microrrelato completo y con sentido.
IJDG: Si, ya una recopilación de textos escritos en piedra es algo fuera de lo común, después nos encontramos con Naksatra que tampoco es una recopilación de cuentos al uso, ¿de donde surge la idea de Naksatra?
JR: Naksatra recoge cuentos que he redactado a lo largo de 17 años, de 1999 a 2016. En un momento dado, alrededor de 2014, tomé conciencia de que tenía un buen puñado de cuentos, algunos premiados, pero que eran inaccesibles a los lectores: varios se habían publicado en ediciones fuera del circuito comercial y profesional, en cuadernillos artesanos, revistas o en los volúmenes que algunos concursos literarios editan con los textos premiados y finalistas. Tenía cuentos desparramados en ediciones muy heterogéneas de tiradas bajas y casi imposibles de encontrar. Así surgió mi intención de publicarlos. Pero, igual que las ideas, las intenciones no valen para nada hasta que no se traducen en acción. Fue tras unas sesiones de coaching cuando comienzo a trabajar sistemáticamente en los cuentos. Al poco tiempo recibí una oferta de una editorial, aquello me ayudó a visualizar la colección como libro y dirigí mis esfuerzos a darle un sentido a todo el conjunto. Tuve que dejar algunos cuentos fuera porque no compartían la atmósfera global, y hasta que no encontré un buen hilo conductor no encajaron todas las piezas para hacer funcionar el libro como un todo cohesionado. Aunque la editorial que quiso publicar los cuentos quebró por el camino, yo me encontré con el resultado entre las manos. Seguía empeñado en publicarlo y así lo hice, opté por Amazon y desde entonces ahí están los cuentos, por fin, al alcance de todos los lectores.
IJDG: Y ya lo que me ha sorprendido por completo es lo de incluir un writing-of, me parece una genialidad ya que muchas veces la historia de como se escribió un libro puede ser incluso más interesante que la propia obra. ¿Cómo se te ocurrió incluirlo directamente en la novela?
JR: Uno de mis cuentos, Linda Pituitaria, de 2001, ya incluía un writing of a modo de los making of de las películas. Por aquel entonces, realicé varios cursos de creación literaria y quise aplicar mucha técnica para escribir Linda Pituitaria. El resultado me encantó y decidí contar el proceso creativo paso a paso. Publiqué Linda Pituitaria en un cuadernillo con la Asociación Editorial Cultural Verbo Azul de Alcorcón e incluí ambas cosas, texto definitivo y descripción del proceso. Aquello gustó mucho. Así es como años después decidí hacer lo mismo con Naksatra y explicar el cómo se hizo en detalle. Tuve muchas dudas sobre la mejor manera de enfocarlo y sobre la conveniencia de incluirlo o no. Escucho atento todas las opiniones porque me interesa mucho saber cómo ven los lectores un writing of: la gran mayoría lo agradecen; unos pocos, incluso, lo ven como una genialidad y otros pocos lo ven negativo. A mí, como lector, me encantaría que todos los libros incluyeran su writing of redactado por el autor.
IJDG: Me sorprende la fuerza de los titulos de estas obras (Nigredo y Naksatra), ¿de donde surgen? ¿es casual que ambos empiecen por N?
JR: Nigredo surge de juntar los dos conceptos principales de la colección de microcuentos: están escritos en piedra y todos son oscuros, malditos, de terror o misterio. Nigredo, como primera y más oscura etapa del proceso de creación de la piedra filosofal, encajaba a la perfección como título. Naksatra es más rebuscado. Significa «constelación» en Nepalí. Al igual que una constelación de varias estrellas, si se miran con una subjetividad determinada, forman un único dibujo, los cuentos de Naksatra componen también una misma escena. El recurso de camuflar significados comunes, como puede ser «constelación», bajo sus traducciones en idiomas exóticos e incomprensibles es algo que aprendí del también escritor y amigo Juan Miguel Lorite.
IJDG: Tras pasar por el cuento infantil y el librojuego, ahora te atreves con una obra de teatro, ¿Vas a dejar algún campo sin tocar?
JR: Es curioso porque, en realidad, pienso que me quedan muchos formatos y géneros por explorar. Me apetece mucho hacer una incursión profunda en la ciencia ficción y, por otro lado, me atrae el formato de la novela corta o novelette. Me doy cuenta de que son exactamente las mismas tendencias de lo que me apetece leer en estos momentos: ciencia ficción y formatos cortos y autoconclusivos. Soy un convencido de que la lectura es mejor si es variada. También creo que la lectura y la escritura son dos caras de una misma moneda. Apostaría a que lo natural en un escritor es tender a hacer cosas muy diferentes. Clasificar y encasillar a los escritores responde, creo, más a criterios prácticos editoriales y de mercados que a la naturaleza creativa de las personas.
IJDG: ¿Cómo surge la historia de La chistera de Abracadán, la obra de teatro que mencionaba?
JR: Por encargo. Mi profesora de creación literaria de la Universidad Popular de Alcorcón necesitaba una obra de teatro para su grupo de animación a la lectura y me propuso escribir algo a medida. Había que tener en cuenta varias cosas: los actores serían un grupo de niños, entre cinco y diez pero sin número exacto a priori. Aquello forzaba unas pautas determinadas: texto sencillo para que lo puedan memorizar los niños, duración corta para poderlo representar de forma ágil, escenario austero para un montaje simple que no requiera de inversión alguna y estructura flexible que permita participar a un número variable de actores. Paradójicamente, en lugar de suponer una barrera, aquellas restricciones me sirvieron para activar un pensamiento mucho más concreto y todo surgió rápido. Aunque la publicamos ahora, La chistera de Abracadán ha evolucionado mucho desde aquella versión inicial, sobre todo con las aportaciones de Alberto García, dando lugar a una obra escrita a cuatro manos.
IJDG: Siguiendo con tus incursiones en la literatura infantil y juvenil, ¿qué nos puedes contar de La bruja Maruja y su castillo?
JR: La bruja Maruja y su castillo es un cuento infantil ilustrado dirigido a niños de entre tres y seis años. Lo que siempre destaco es que lo inventamos juntos mi hijo Iván y yo, cuando él tenía cuatro años. Por eso es tan fresco. En realidad, inventar cuentos es una actividad habitual, he creado decenas para mi hijo, pero la gran mayoría se han quedado en versiones contadas de forma oral. Solo algunas de estas historias las he tecleado en un procesador de textos, y solo La bruja Maruja y su castillo ha llegado a publicarse. ¡De momento!
IJDG: Y como parece ser que te gustan los retos en vez de escribir una historia juvenil al uso, decides empezar con un librojuego, ¿por qué esa elección?
JR: Tengo cuarenta años, soy de esa generación que descubrió los primeros librojuegos de niño en los años ochenta, aquella famosísima colección de «Elige tu propia aventura» que editaba Timun Mas. Con diez u once años ya escribía mis propios librojuegos. Sin embargo, dejé aparcada esta afición hasta que en 2015 entré en contacto con la comunidad librojuegos.org. Encontré un grupo de personas apasionados de la ficción interactiva, lectores y escritores, grandes expertos y entusiastas del género. Eso es lo que me activó de nuevo el interés por los librojuegos. Tengo que agradecer especialmente al escritor Jocobo Feijóo por su ayuda. Gracias a él, escribí ¡Supercoche!, un libro que ha sido publicado en la principal colección de ficción interactiva de nuestro país actualmente, «Tú decides la aventura» de la editorial Hidra, que cuenta con una trayectoria de más de diez años y cerca de cuarenta títulos publicados.
IJDG: ¿Qué diferencia hay en el proceso de escritura de un relato o un libro de relatos y un librojuego?
JR: La principal diferencia es que un librojuego requiere diseñar un árbol de decisiones que refleje todos los caminos posibles que la historia puede tomar. Cada autor tiene su forma de hacerlo. Yo trabajo a la vez con un procesador de textos, una hoja de cálculo y un programa de dibujo de diagramas de flujo. Es divertidísimo. Pero si vamos más al fondo de las diferencias literarias, hay una fundamental. Un relato lineal suele seguir una estructura definida en la que el personaje protagonista experimenta un cambio, una evolución o arco de personaje. En la ficción interactiva no es así, hay multiplicidad de finales y no todos tienen por qué completar la evolución del personaje.
IJDG: En vista de la variedad de tu obra desde la espectacularidad de la escritura en piedra a los cuentos infantiles pasando por los libro juegos y el teatro. ¿Qué te lleva a elegir la forma de desarrollar una idea?
JR: La oportunidad, un factor externo. Para La bruja Maruja y su castillo opté por literatura infantil porque era lo que me demandaba mi hijo de cuatro años. Para La chistera de Abracadán hice una obra de teatro con unas características determinadas porque fue un encargo. Para ¡Supercoche! escribí un librojuego infantil-juvenil porque sabía que si me ceñía a un formato determinado tenía buenas opciones de que una editorial importante me publicara. Mi visión es que, como escritor, uno debe tener siempre mucha munición en forma de ideas para disparar en cuanto una oportunidad se pone a tiro.
IJDG: ¿Tienes algún género preferido?
JR: Como lector, la fantasía de cualquier longitud. Como escritor, el cuento corto con ciertos elementos propios del realismo mágico o con juegos metaliterarios. Por eso diría que Naksatra es mi obra más genuina. Leer Naksatra es leerme a mí.
IJDG: También has participado en algún NaNoWriMo (del que ya han pasado varios participantes por la Buhardilla y que para los que no lo sepan se celebra cada noviembre), ¿qué nos puedes contar de esa experiencia?
JR: Participo pero casi nunca cumplo el reto. Lo que más me gusta del NaNoWriMo es quedar la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre con otros escritores para teclear todos juntos en el pistoletazo de salida del mes de noviembre, el mes de la escritura de novelas. Creo que quedar para escribir en grupo en un mismo espacio físico es algo maravilloso.
IJDG: ¿A la hora de escribir eres más de brújula o de mapa?
JR: De mapa, pero no un mapa muy detallado, soy más de alejar el zoom que de acercarlo mucho. Para los relatos cortos, el mapa está solo en mi mente, no suelo necesitar plasmarlo en papel o en un documento de ordenador. Para librojuegos soy mapa y brújula. Mapa porque hay que controlar muy bien el árbol de decisiones, y brújula porque, al poder desarrollar varias historias alternativas, puedo dejar crecer ramificaciones que, si en vez de ficción interactiva fuera una historia lineal, tendría que podar.
IJDG: Para ir cerrando esta entretenida entrevista, ¿Cuáles son tus referentes?
JR: Michael Ende, Roald Dahl, Tolkien, Saramago y Edward Packard, el principal escritor de la serie original de «Elige tu propia aventura». Pero si dijera estos estaría escondiendo a quienes son mis mayores referentes en realidad. Y estos son otros escritores a los que conozco personalmente, y que me importa bien poco si son famosos o no, que hayan publicado o no, y que leo con mucho interés. Por ejemplo, con quince o dieciséis años me intercambiaba relatos con mi amigo Raúl Yebra. No ha publicado nada y, sin embargo, me ha influido muchísimo y me parece el autor más original que he conocido. Mis compañeros de la Asociación Verbo Azul de Alcorcón son también amigos y referentes, en especial Ana Garrido y Juan José Alcolea. Y así podría seguir citando varias decenas. Estos referentes además son los que me dan la sal y la pimienta, los que de verdad me definen y me diferencian porque son muy personales. Debe de haber miles de autores que tengan a Tolkien como referencia común, lo interesante es explorar lo que les hace diferentes.
IJDG: Y por último, ¿que nos puedes contar de tus futuros proyectos?
JR: Si todo va bien, habrá una novedad con la editorial Con Pluma y Píxel dentro de un par de meses. Estoy a mitad de redacción de una ficción interactiva adolescente. Y sigo llevando el rotulador indeleble siempre encima, así que en cualquier momento puedo trazar un microrrelato sobre una piedra que coja desprevenida.
Muchas gracias por dedicarnos este rato, esta es tu casa y estaremos encantados de volver a contar con tu presencia en la Buhardilla de Tierra Trivium para hablarnos de tus nuevos proyectos. Y esperamos con ganas las novedades que nos has mencionado que tiene pinta de que nos volverán a sorprender.