Decimocuarto Relato Caleidoscópico de Tierra Trivium

Como os adelanté la semana pasada esta semana volvemos con el Relato Caleidoscópico de la mano de Jordi Rosiñol, que ha sido el encargado de continuar narrando el encuentro entre Eliseo y 223. Como todas las semanas os invitamos a comentar este relato con el hashtag #RCaleidoscópico14, tanto en el twitter del Grupo Tierra Trivium (@TierraTrivium) como en  el Facebook. Y como no podía ser de otra manera os dejo a continuación los enlaces a las anteriores entradas del relato caleidoscópico, antes de dar paso a Jordi Rosiñol.

Día 1 (Ignacio J. Dufour García)

Día 2 (Marta Sánchez Mora)

Día 3 (Rosario Curiel)

Día 4 (Dolores Ordóñez Pérez)

Día 5 (José Jesús García Rueda)

Día 6 (Ana Vigo)

Día 7 (Ana Boyero)
 
 
Día 9 (Laura Orens)
 
 
 
Día 12 (Paqui Ortega)

—¡Tiene que ser un sueño! —musitó Elíseo con la voz entrecortada.

—Adelante, compruébalo —le animó su interlocutora, que portaba una tarjeta en la solapa de la bata gris con el número 223, mientras pulsaba la tecla INTRO.

En la pantalla azul, colocada a su izquierda, apareció el siguiente mensaje:

EL ORDENADOR EN SUEÑOS SE ACTIVARÁ EN 5 SEGUNDOS.

Elíseo intentó recordar cómo había llegado hasta aquí, qué había sucedido, algo; pero le fue imposible. Solo sentía decenas de electrodos bullir por cada centímetro de su cuerpo.

Transcurridos los cinco segundos, la pantalla mostró imágenes distorsionadas que se iban descomponiendo hasta transformarse en manchas inconexas, menguantes, barridas por un fundido en negro. Mientras tanto, el pitido se acrecentaba más y más. Parecía que le iba a taladrar los tímpanos. Se revolvía en la camilla como una tortuga indefensa.

PROCESO FINALIZADO CON ÉXITO

Anunció la pantalla y el pitido, por fin, cesó.

—Los Nuevos Humanos carecéis de memoria. Tus recuerdos fallidos impiden al software registrar los sueños correctamente. ¡De ahí la pantalla en negro! —bramó 223 con la vena del cuello palpitante.

«Si grito acabaré despertando de esta pesadilla», pensó Elíseo.

—¡Soco…

Cuando intentó rematar su alarido de auxilio, las cuerdas vocales se le congelaron.

—El lenguaje también os esclaviza.

Desprovisto de memoria y oprimido por el lenguaje, Elíseo, al principio acobardado, se vio en cierto modo redimido de una gran carga, ya que también perdía la moral y la censura, y allí, sobre la camilla, atado de pies y manos, esperó a que 223 se relajara y moviera ficha. —Ya está, eres libre. Es una manera de decirlo, en realidad estás desenganchado de toda actualización. Cada vez que te reinicies serás incapaz de recordar lo sucedido en la sesión anterior, y eso debido al bloqueo de la retroverbalización. Visualizarás imágenes, pero no sabrás explicarlas, como si fueran cuadros abstractos. Y tu expresión se limitará a «sí» y «no». —Pero ahora me estás entendiendo, nos estamos comunicando, ¿no es cierto? —No te confundas, esta conversación no ocurre sino en tu mente. Soy una representación de tus perversiones, por eso voy vestida de enfermera y de vez en cuando dejo entrever mis senos. Por eso mismo se han dilatado tus pupilas y estás tan excitado. ¿Entiendes? —Sí. Decididamente, Elíseo había navegado por el lado más siniestro de la red, del que no conservaría más que una huella primaria, instintiva. Sin el menor pudor y sin palabras, dejó que 223 se despojara del uniforme y se soltara el cabello. —¡Sí, sí, sí…!

https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Female_nude_portrait.jpg
Día 14 (Jordi Rosiñol)

Al ver completamente desnuda a 223, se felicitó a si mismo por el buen gusto que siempre había tenido a la hora de imaginar envoltorios de piel femenina, y pensó que después de tan incomprensible y angustioso trajín futurista, se merecía aprovechar las circunstancias que se le iban descubriendo para relajarse entre los brazos de 223.

La fue observando detenidamente, el tiempo estaría detenido mientras él quisiera, y la prisa delante de semejante diosa no existía. A través de los ojos ardientes sostenía la mirada en el abundante cabello cayendo ensortijado sobre la desnudez de unos hombros perfectos, desnudos y mullidos. El cuerpo despojado de ropa de Eliseo temblaba de calor, se humedecía perlado de sudor bajo la lujuriosa y dominante mirada de 223, la piel abrazaba débil sus carnes, su respiración acelerada le mareaba, y bajo su vientre cosquilleaba sensual de gusto. Una medio sonrisa dibujaba la comisura de los carnosos labios de ella, un gesto libidinoso le hacía controlar la situación, él la había vestido humana, por 223 le iba hacer sentir lo que nunca, ni él mismo había conseguido en sus más locas noches de pasión a solas con su imaginación. Picara, 223 apartó un mechón de pelo que tapaba la oscura y gran aureola presidida por un pezón turgente sobre el pecho desafiante a la ley de la gravedad, él seguía paralizado cuando ella le cogió la mano y la acercó despacio, lentamente la atrajo hacia su seno, y a pocos milímetros, sintiendo ya el fuego que desprendía, suavemente le freno, no había contacto físico, pero aun así comenzaba a sentir un placer como nunca le sucedió antes del despertar en la nueva dimensión.


Y la semana que viene Estibaliz Burgaleta será la encargada de desvelar a que nueva dimensión ha viajado Eliseo y de dejarnos con la intriga de lo que le deparará hasta su vuelta el sabádo 6 de abril.