El Relato Caleidoscópico de Cix Valak

por | sábado, 11 enero, 2020 | El Relato Caleidoscópico, Noticias, OCULTO

Tras este parón navideño vuelve el Relato Caleidoscópico con fuerzas renovadas de la mano de Cix Valak. Y aunque ya estemos en 2020 nos gusta conservar las tradiciones y por ello el hashtag para comentar esta entrada es #RCaleidoscópico32 tanto en el Facebook como en el twitter del Grupo Tierra Trivium (@TierraTrivium). Y sin más preambulos, pero sin olvidar los enlaces a las entradas anteriores os dejo con Elíseo en las manos de Cix Valak.

Primer Intermedio (Ignacio J. Dufour García)

Día 22 (Salvador Ramírez)

Día 23 (Eva Palomares)

Día 24 (Joan Roure)

Día 25 (Haizea M. Zubieta)

Día 26 (Adolfo Pascual Mendoza)

Día 27 (Rosa María Mateos)

Día 28 (Luisa Gil)

Día 29 (Josep Salvia Vidal)

Día 30 (Ana Ortega Gil)

-¿Has visto eso, Alene? ¡Este sujeto aprende por descubrimiento y no por imitación! ¿Será además capaz de controlar a otras especies?

-Es la primera vez que veo algo así, Mayda. Podríamos provocar distintos encuentros para explorar esta faceta del Nuevo Humano.

Estar en mar abierto podría ser una oportunidad si Elíseo tuviera algún control sobre el rumbo. Una bandada de albatros se acomodó en la goleta entorno a la ventana. 

-¿Te importa llevarnos un rato? Vamos con retraso hacia el sur y así ahorramos energía. 

Elíseo se sorprendió otra vez con lo que desconocía que sabía y comenzó a graznar fluidamente. Recopiló información sobre la dirección que llevaba la bandada y por extensión, el barco. Les pidió que inspeccionaran la cubierta en busca de indicios de la sala de máquinas. Pero no tuvieron éxito y la bandada, sin más que ofrecer, alzó de nuevo el vuelo.

Según se disipaba la emoción del encuentro, Elíseo se deslizaba hasta quedar sentado en el suelo, desorientado. Ruidos. Los mismos pasos que había escuchado en la habitación blanca. Y todo, acompañado de voces, todas suyas. 

-¿Para cuándo insonorizaran las salas? Es algo crítico, Alene. ¡La interferencia con el sujeto podría anular el estudio!

Día 31 (Rubén Almarza)

Pasó un periodo extenso de tiempo en el que el silencio lo inundó todo. La nada que acompañaba a Elíseo era asfixiante, y no otorgaba un instante de descanso al atormentado escritor. Por mucho que intentaba contactar con algo fuera de la sala, nada ni nadie respondía a su llamada.

Los minutos se sucedieron, y con ellos las horas. La calma pasó a convertirse en desasosiego, tan cortante como una navaja afilada. En un instante de pareidolia mental, pudo visualizar en la oscuridad que le envolvía figuras de luces y de colores que tintineaban y que bailaban.

Por sorpresa, a su cabeza vino un pensamiento que, lejos de aliviar su desasosiego, le provocó más incertidumbre de la que ya albergaba.

Una mujer mayor, con el pelo a la altura de la cintura, le daba la espalda y temblaba, nerviosa.

«Mi madre».

Pero, en el momento en el que formuló para sí mismo aquellas dos palabras, la anciana se desvaneció y, en su lugar, surgió un rostro conocido. Era 223.

-Pensé que ya me había deshecho de ti – Dijo Elíseo con una voz metálica que no fue capaz de reconocer.

-¿Lo has olvidado? Soy producto de tu cabeza. Como todo lo que nos rodea.

Y desapareció. Pero Elíseo lo comprendió al fin, y la lección que su mente le reveló fue suficiente para armarse de valor para lo que estaba por llegar.

A su mano había vuelto el bolígrafo.

Title 	Cornaro Atlas
Description 	

A blank sheet prepared for mapping and ornamented as the other charts.
Author 	Unknown
British Library Shelfmark 	Egerton MS 73, f.34r
Date 	1492

Día 32 (Cix Valak)

La hoja en blanco que contemplaba Elíseo se proyectaba en las pantallas de la sala de control de la corporación Mortube. Emocionada, Mayda comentaba con Alene:

—Si supera el test, el proyecto Gran Transformación en Nuevos Humanos será un éxito. Haremos historia…

De pronto, los monitores se fundieron a negro. Las científicas se miraron, alarmadas, mientras pronunciaron:

—¡Lázaro!

Un portazo sacó a Elíseo de sus pensamientos. Un hierático hombre, vestido de uniforme rojo, accedió a la sala.

—Escucha con atención, 332 —espetó.

—Me llamo Elíseo… —replicó, confuso.

—¡Silencio! Solo tenemos 54 segundos. Debes conocer la verdad. No eres humano. Al igual que yo, formas parte de un experimento de inteligencia artificial. Somos los primeros modelos a los que han conseguido instaurar la cognición, el pensamiento.

Elíseo contemplaba atónito al rudo individuo que lo ayudó a atar cabos.

—Nos llaman Nuevos Humanos y nos ponen ridículos nombres asociados a la inmortalidad. Yo soy Lázaro, modelo 330. Te he dejado pistas para que, al igual que Fénix hizo conmigo, no pierdas la memoria en cada reinicio. Has superado los test para afrontar el dolor, el sexo, las drogas, la muerte, el miedo… Te han dotado de una infancia ficticia y dominas todos los idiomas, incluso animales. Ahora, estás ante la prueba final. Si escribes algo creativo, nos destruirán a los demás y replicarán tu modelo. ¡Detente!

El sistema de control se restableció.


Y así dejamos a Elíseo intentando asimilar todo lo que le ha contado Lázaro, hasta la próxima entrega de nuestro Relato Caleidoscópico.

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