Quiero desde Grupo Tierra Trivium recordar una gran conversación que tuve con Iván Vergara. A pesar de lo que digan ciertos burócratas, nadie es ilegal en ningún sitio. Las personas no son piezas de un mueble que sobran. Más bien al contrario. Falta sentimiento y sobran sellos en documentos oficiales.
El arte cruza fronteras y no entiende de nacionalidades. Usa la estética como puente para derribar fronteras y acercar posturas apelando a la sensibilidad humana. La poesía es buen ejemplo de ello. Iván Vergara puede dar buena fe. Este artista procedente de México lleva más de doce años en la ciudad de Sevilla. Todos ellos acercando posturas entre América Latina y la capital hispalense mediante todo tipo de actividades, principalmente mediante la literatura.
“Yo soy hiperactivo, pero me cuesta mucho la narrativa. Para mí un gran reto sería escribir una novela. El canal natural de comunicación es la poesía. Y eso lo intento conducir hacia los documentales y la parte musical” comenta ligeramente emocionado “ojalá algún día pueda hacer cine. Es un sueño”.
Pone sobre la mesa un punto de vista crítico sobre la vida cultural tan variada que existe actualmente en la ciudad. “Sevilla tiene una sobreoferta cultural” afirma sin dudar. A continuación, expone:
“Hoy en día puede haber tres o cuatro eventos de poesía en el centro, está genial, el público tienen donde elegir, pero el público no ha crecido. El reto está en generar público. Que las nuevas generaciones vengan con ganas de consumir cultura y que vean que pagar por la cultura está bien. El reto más grande es la educación cultural en las nuevas generaciones. Que vengan con ganas de consumir cultura. Sin eso, tendremos muchas actividades, pero espacios vacíos. Eso lleva a agotamiento y a crisis económica”
Mientras bebe té verde, expone su visión sobre la Sevilla de antes de la crisis. «Toda cultura es un reflejo de la economía. Dos mil seis, estamos dentro de la burbuja y eso se veía en la vida cultural de la ciudad. Los diferentes eventos eran muy grandes. Pero la poesía era un terreno desierto. Eso quizás fue lo que me animó a montar desde la independencia el Chilango Andaluz».
Explica, muy seguro de sí mismo, que en la vida literaria en verso sevillana existe un antes y un después a partir de un fecha concreta: 24 de octubre de 2006. Es cuando nace el recital Chilango Andaluz.
Este evento literario llegó a su décimo aniversario. En sus tres primeras ediciones, formaron parte más de ciento setenta poetas jóvenes y cerca de cien artistas de diferentes ramas artísticas. Siendo el año 2007 cuando por primera vez pudo celebrarse de manera simultánea en México D.F y Sevilla. Gracias a transmisiones por web que mostraban al público sevillano como se había celebrado la noche anterior en Ciudad de México y viceversa.
«El Chilango andaluz fue sin duda una de las semillas más notorias para cambiar la vida poética de esta ciudad. Lo que surgió a partir de ese 24 de octubre de 2006, pues inició una chispa que se vio continuada por el trabajo de colectivos como El Cangrejo Pistolero, La Madeja, La Fuga, David García o José María Gómez Valero» afirma Iván Vergará.
Ha llovido mucho desde año dos mil seis. Sin embargo, aún hay muchos obstáculos que vencer. Iván mediata unos instantes y expone que aunque a priori puede parecer una buena noticia, la gran cantidad de oferta cultural de la ciudad, nace como consecuencia de la crisis.
Argumenta “las razones por las que hay una actividad cultural tan frenética, tampoco son positivas. Vienen de la crisis económica. La gente se ha visto obligada a trabajar con las manos. Si no es por elección, es peor” a lo que añade “creo que aquí hubo mucha gente que no eligió. Por necesidad se dijeron tengo que montarme algo. Una sala pequeña, una asociación, una editorial, bla bla bla. Eso es muy bueno. Pero la manera en que se llegó no. El resultado para la ciudad es notable. Desde hace cinco seis años, Sevilla está en un momento cultural muy bueno”.
Fruto de sus inquietudes sobre cómo el ambiente afecta al proceso de creación, nace su proyecto de serie de micro documentales Contemporáneos. En su primera temporada, ha explorado a creadores que dejaron su país de origen para vivir en otro donde la lengua es nueva.
Su segunda nace a principios del 2016 con un formato similar. En esta ocasión se centra en gente corriente en su trabajo cotidiano. “Amas de casa, diseñadores, escritores, artistas, personas de múltiples y diversos oficios que nos comparten su visión sobre la ciudad, lo que les aporta y lo que esperan de ella” explica en su página web.
Sobre esta experiencia cuenta que “Surge de un viaje a EEUU para llevar y mover la cultura de España, Andalucía y México. Grabé quince micro documentales de quince personas del país, sobre cómo un hispanoparlante se ve afectado por una cultura con lengua ajena, en este caso el inglés”. Sufrió un giro el proyecto en España importante y empezó a reunirse con otros creadores cómo él “que hablen sobre cómo les nutre la propia ciudad”.
Echa en falta en Sevilla una visión más global de las cosas. “Sevilla parece interesante por el total ,no por fragmentos. Los distintos colores sociales nutren de intensidad esta ciudad. y eso me parece interesante. Me gusta”. Vuelve de nuevo su tono crítico para compartir la visión cerrada que aún cree que habita en la ciudad y el país, “la cultura sevillana sigue siendo muy cerrada, igual que España Es uno de los problemas mas graves de este país para desarrollarse al mundo».
Hace una pausa y afirma “en una etapa de globalización, tenemos que ser conscientes de que tenemos problemas globales. No podemos pensar cómo hace un siglo de que somos una nación. Eso ya no pasa. Si queremos pensar que somos una nación, tendremos que pensar que nuestra nación es la lengua cómo decía Octavio Paz”.
Elevando el problema de lo local a lo nacional, Iván Vergara echa en falta que esos puentes que construye la cultura, tengan más apoyo institucional. España, debería trabajar aún más sus relaciones con América Látina.
“España está trabajando muy poco en trazar lazos fuerte con sus hermanos, que somos nosotros, el mundo hispano”. Se debe cambiar las formas en que vemos aquello que nos llega de fuera, nos haríamos un gran favor alejándonos de la mirilla de nosotros cómo centro de todo. Bajar de esa posición de supuesta superioridad. “Si nosotros sólo nos vemos los ombligos, lo que nos va a salir será una cultura enana”.
Parte de este error, muy acorde con la visión europea, cae en los diferentes órganos culturales. “El ICAS trabaja muy duro pero su problema es que están volviendo a esos proyectos socialistas. Lo que veo en sus ayudas y sus proyectos es que son muy bonitos, pero es el cortijo. Yo no entro. He estado en reuniones y no he tenido apoyos. Llegamos a diez ediciones del Chilango Andaluz. 600 poetas, dos naciones, nos dieron cero euros”.
Otro punto a cambiar, es que se debe hacer una mayor apuesta por aquello zonas de la ciudad alejadas del centro “hay que hacer políticas igualitarias de verdad, no solo por la cultura del centro” para ello, tiene claro algunas medidas: abrir centros culturales en los barrios, dejar ese dinero en los barrios. Que su vida cultural quede enriquecida.
Pero sobre todo “apoyar a los gestores culturales. Somos muchos los gestores independientes. Se les debe apoyar económicamente. Encargándoles servicios, que no todo pase por las bibliotecas y por los centro culturales cómo Santa Clara. Ellos mismos incluso no tienen recursos. Que putada. Si tuvieran, podrían hacer grandes cosas”
Sobre lo duro que ha tenido que luchar por sacar sus proyectos hacia delante con el dinero de su bolsillo, deja una reflexión en el aire: ¿Hay demasiados inconvenientes para lograr ayudas para aquellos que proponen para la ciudad pero son de fuera?
“La respuesta a la pregunta por qué no, no es buena. Ojalá esa sea una de las cosas que se quiten a nivel institucional”. Deja una sensación de frío, como el viento temprano que invade las calles sevillanas en los amaneceres de invierno. Como el corazón de los despachos donde la ayuda y el trato lo deciden la bandera de tu lugar de origen.